En pleno siglo XXI, tener una alarma en el hogar ya no es opcional, es una necesidad. Aunque España no sea uno de los países más violentos de Europa, la realidad es que los robos en domicilios siguen presentes y las técnicas utilizadas evolucionan. Por eso, contar con protección profesional dotada de tecnología actual y supervisión permanente puede marcar la diferencia.
La criminalidad en cifras recientes
En 2024 se registraron en España unos 2,4 millones de delitos, prácticamente un 7 % más que en 2010, una subida proporcional al crecimiento demográfico; sin embargo, excluyendo las estafas informáticas, los delitos tradicionales han disminuido un 10 % en ese periodo.
Eso sí: aunque los robos con fuerza en viviendas descendieron un 4,3 % en 2024 (hasta 81 040 casos), en unas 20 provincias aumentaron, y comunidades como Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía siguen liderando las cifras absolutas.
Y aunque en Asturias hubo un descenso del 22 %, en Castilla y León los robos aumentaron hasta un 11,3 % en algunas provincias, como Valladolid (+45 %) o Salamanca (+20 %).
Percepción y preocupación ciudadana
Más del 71 % de los españoles considera los robos como la principal preocupación respecto a su vivienda, incluso superando otras amenazas como incendios o ocupaciones.
Además, el 77 % cree que su hogar tiene accesos vulnerables. Según una encuesta, solo un 6 % de los hogares sufrió un intento de robo en los últimos cinco años y el valor medio de lo sustraído superó los 3.200 €. Instalar una alarma profesional combinada con otras medidas de seguridad reduce en hasta 15 veces el riesgo de robo.

Técnicas de robo más sofisticadas
Las bandas delictivas se organizan y usan métodos como el bumping, impresioning o ganzuado para entrar sin forzar la cerradura. Individuos investigados en Valencia y Gandia utilizaban estas técnicas para acceder a los hogares sin ruido o daños aparentes. Uno de estos casos incluyó amenazas violentas a una familia con menores en su domicilio.
También ha aumentado la técnica del “hilo invisible” o pegamento en la puerta: si permanece varios días intacto, indica ausencia de moradores y permite un robo limpio, rápido y silencioso.
Protección con reacción profesional
Ahí entra en juego el papel de servicios como ADT. Esta marca, con más de 150 años protegiendo hogares, empresas y bienes en todo el mundo, ofrece soluciones tecnológicas avanzadas y conexión continua con una central receptora. Desde una app móvil, puedes armar, desarmar y monitorizar tu hogar. Las centrales reciben alertas instantáneas en caso de intrusión y coordinan la respuesta con seguridad o policía.
Aunque no siempre evita el robo en curso, un sistema de alarmas actúa como un potente elemento disuasorio: más del 60 % de los ladrones evitan viviendas que consideran protegidas.
Contextos cotidianos donde tener una alarma importa
Imagina volver de vacaciones y encontrar el buzón rebosante de correspondencia: no hace falta entrar para saber que el hogar estuvo desatendido. Una alarma conectada te envía una notificación, y puedes encender luces o cámaras desde el móvil para simular presencia. Un sistema instalado por servicios como ADT permite esta gestión cómoda y eficiente.
O piensa en una tarde tranquila en casa con niños pequeños. Una alarma activa detecta accesos inesperados y lanza una señal inmediata a la central, evitando posibles intrusiones violentas o allanamientos. Este tipo de situaciones, aunque no frecuentes, pueden tener consecuencias traumáticas.
Legislación y contexto legal ante ocupaciones o allanamientos
Aunque los casos de ocupación (usurpación de vivienda deshabitada) o allanamiento (entrada en vivienda habitada sin permiso) son pocos en relación con el total de viviendas, siguen generando preocupación. En 2024, Cataluña tuvo unos 7 000 casos combinados, seguida de Andalucía y Comunidad Valenciana. Y desde abril de 2025, la nueva Ley Orgánica permite desalojos más rápidos en caso de allanamiento: el acusado debe comparecer ante el juez en 15 días y éste dictar sentencia en tres días. La policía puede actuar en un plazo de 48 horas si se demuestra ocupación ilegal.
En este contexto, una alarma en el hogar aporta prueba documental del intento de acceso no autorizado, actuando como elemento legal disuasorio incluso ante ocupaciones.
¿Por qué ya no es opcional?
- Fácil acceso para los ladrones: las técnicas como el bumping o el hilo invisible requieren solo segundos si no hay alarma.
- Creciente preocupación ciudadana: la mayoría percibe inseguridad y actúa en consecuencia invirtiendo en seguridad física o conectada.
- Impunidad del robo: menos del 20 % de los delitos contra el patrimonio llegan a esclarecerse, según el Balance de Criminalidad.
- Sistemas efectivos: estudios muestran que más del 60 % de los intrusos evitan viviendas protegidas. El simple hecho de indicar que tu vivienda está vigilada en todo momento, puede disuadir a los ladrones de querer entrar en ella.
- Asistencia legal y evidencia práctica: en caso de intento de allanamiento, una alarma registrada puede ser útil como prueba ante la policía o el juez.
Hoy en día, disponer de una alarma en el hogar es una manera de asegurar tranquilidad, prevención y respuesta ante cualquier suceso en casa. Aunque España no atraviesa una oleada de criminalidad creciente, los robos con fuerza siguen afectando a decenas de miles de hogares cada año, y las técnicas delictivas son cada vez más sofisticadas y efectivas. La prevención, respaldada por tecnología y respuesta profesional, es la clave para mantener protegidos a los tuyos y a tus bienes. En entornos cotidianos como vacaciones largas, zonas residenciales o con niños pequeños, una alarma vigilada marca la diferencia.









